Entrevista a Mauricio Díaz: 10 años de La Casa de La Nueva Ópera
Diez años insistiendo en la búsqueda de una ópera con identidad chilena. Revisión histórica de La Casa de La Nueva Ópera, desde el estreno de "Patria" hasta "REI". Entrevista de Claudia Leiva.
¿Te sientes un compositor de Nueva Ópera?
Más que un compositor, me siento parte de un proceso. Me siento un creador que está proponiendo una nueva forma de ver, de entender y de comunicar lo que nos sucede. No sé si es casual el uso de la ópera como medio, porque podría ser la pintura o, no sé, actuar. Pero siento que para poder comunicar las ideas es el medio exacto, donde se pueden sentir las cosas…
Más que un compositor, me siento un creador participando de un proceso, donde estamos encontrando, donde estoy encontrando una forma de comunicar que no conocíamos. En Chile no tenemos una cultura de ver ópera, de asistir a ella, de compositores de ópera y sentí que hacía falta ver el mundo desde ese lado, de la música, de los sentimientos, de la emoción, en un nivel mucho más puro, que entra de una manera más directa al espectador, al auditor.
¿Cuáles son tus tragedias?
Mis tragedias son las mismas que todo el mundo ve. Sin aquellas que nos llegan a través de la televisión, de la radio, de la Internet, y que nos duelen de una manera más directa, más inmediata. Y quiero hacer de esas tragedias, de esos dolores humanos de todos los días, convertirlas en un llamado a no olvidarlo…
¿Cuáles son tus temáticas?
Los temas que me interesa contar en mis trabajos son aquellos temas que pertenecen a un ideario común, hablar de las cosas que nos duelen, de las muertes que nos suceden hoy día, de los accidentes que estamos viendo constantemente en la televisión, en la Internet y que a diferencia de lo que ocurría en el pasado con los compositores y con el público, ahora tenemos la inmediatez de conocer esos temas, que antes tenían que recurrir a los libros, a los historiadores para poder pensar y preparar aquellas piezas. Hoy, gracias a esa inmediatez, todos estamos informados de esos temas. Con algunas de las obras que he hecho sólo he recurrido a explicar en el título lo que quiero contar, porque ya los temas son conocidos. Ésa es la diferencia que tienen mis trabajos con los de los compositores llamemos "clásicos".
La Casa de la Nueva Ópera, cuando nació tenía como idea principal escoger temas que fueran contemporáneos y ojalá lo más cercanos posibles. Esos temas tenían que removernos, hacernos recordar que estábamos muy cerca de esos problemas.
Cuando formamos La Casa de la Nueva Ópera decidimos hablar de temas contemporáneos, de temas que nos conmovieran en lo inmediato, que supiéramos que estaban ahí un año atrás, un mes atrás, el día anterior. Tántalo fue una de las obras que creo que mejor refleja esa idea. Hablar de la niña que murió en Colombia ahogada en barro fue un tema fuerte y cruel…
Por otra parte Arequipa fue una obra que en lo personal, como grupo, nos dolía y nos llamaba a contarla. La muerte de jóvenes chilenos, y bueno, del resto de Latinoamérica, que habían participado de un viaje, de una experiencia de búsqueda y que luego mueren en un accidente. Necesitábamos hablar de eso, como todo el resto de los chilenos y los familiares, porque como pueblo sentíamos que había sido una tragedia nacional. De esa tragedia no se había hablado de ninguna manera. Nosotros quisimos hacernos parte de esa historia, de ese dolor y recordarlo, recordarlos a ellos…
El verano del año 96 fuimos parte de una tragedia donde murieron decenas de jóvenes chilenos y también de otras partes de Latinoamérica en un accidente Aéreo en Arequipa, Perú. Inmediatamente pensamos que teníamos que hablar de ello, pero sabíamos que teníamos que esperar el momento preciso para poder comunicar nuestras ideas respecto de ese tema. Entonces tomamos la distancia y nos propusimos montarla el año 2001. En marzo del 2001 estrenamos Arequipa e invitamos a los padres de todos esos jóvenes y todos fuimos parte de una experiencia en
cierta forma catártica.
De eso queremos hablar, de que no hay que olvidar, de que tenemos que tener presente sin morbo lo que nos sucede como seres humanos, que es la misión que tenían las obras griegas: conmiseración y temor. Recordar que estamos vivos, pero que tenemos un lapso, somos parte de un momento.
¿Qué rol juegan las nuevas tecnologías en tu trabajo?
La finalidad de la tecnología es comunicar. La búsqueda de los investigadores, de los programadores es poder comunicarnos mejor, entregarnos información. Esa búsqueda es la que queremos aplicar en nuestro trabajo. Queremos contar a través de la luz, a través del sonido, a través de la puesta en escena en general y para ello
ocupamos la tecnología que tenemos disponible ahora. Si sólo tuviésemos velas, eso es lo que tendríamos y trabajaríamos lo mejor posible con ellas. Pero ahora tenemos computadores, tenemos Datashow, tenemos sintetizadores, y todos ellos confluyen en esta puesta en escena que trata de explicar nuestro mundo a través de esos elementos…
Hoy la tecnología nos permite participar de una búsqueda donde intentamos comunicarnos de una manera más inmediata. En mis trabajos participan la tradición y la modernidad, ocupamos todos los elementos que el siglo XX nos ha brindado en términos tecnológicos, Datashow, sintetizadores, samplers, violines de cinta, violines electrónicos, pero además tratamos de no confundirnos con la velocidad con que la información nos llega. No es televisión, nos comunicamos a través de la tecnología, pero lo contamos a un ritmo distinto al que el espectador está acostumbrado.
En el teatro musical, y en particular en mi teatro musical, se juntan dos ideas que son muy fuertes; una es mantener la voz como instrumento principal, la voz en un estado puro; y por otro, la tecnología. Estos dos elementos chocan, pero producen algo que no conocíamos. Esa comunicación es la que queremos…
Creo que muchos compositores y muchas casas de ópera se han olvidado que la tecnología es algo que nos acompaña. Y si el piano apareció en un momento, o el violín fue producto de la tecnología que se podía producir en ese momento, y para contar ese momento, en el que aparecieron, son producto de la inventiva, de la razón. Y hoy tenemos muchas posibilidades para poder explicarnos mejor en mundo en el que estamos participando. La voz y lo electrónico en mis obras se confunden para producir una nueva forma de explicar ese mundo. Pero, por otra parte, trato de iniciar un descubrimiento del habla. Los italianos, los franceses, los alemanes ya tienen por tradición una
forma de cantar hablado, un ritmo que se reconoce como idioma, los chilenos, o un colombiano, un argentino, no tenemos una referencia de cómo suena la voz cantada en español y ese descubrimiento del ritmo, de nuestros problemas al hablar son los que estoy tratando de encontrar. Y ese es el camino, encontrar una nueva forma de entablar una conversación con el espectador para que se acerque al espectáculo, a la obra de arte que estoy produciendo.
¿Cuáles son los próximos proyectos de La Casa de la Nueva Ópera?
En un proceso largo, que ya lleva nueve años, ya nos sentimos capaces de contarle a otras gentes, a otras culturas qué es lo que nos sucede. Estamos preparando una muestra en Europa, en Suecia, en el Teatro de Goteborg, se está creando La Casa de la Nueva Ópera en Barcelona, estamos preparándonos para contarles a otros lo que somos.
Sin darme cuenta este proyecto llegó casi a la decena de años. Llevamos nueve años, este año 2004 vamos a cumplir nueve años trabajando, intentando descubrir una forma de explicarnos y ahora estamos por contar estas historias en Suecia, en el Teatro de Goteborg, también en Barcelona se va a montar Patria, que fue la primera obra que estrenamos y eso nos alienta a seguir creciendo como equipo.
Particularmente es un momento de satisfacción, donde hay credibilidad, donde hay mucha gente que quiere participar en el proyecto, porque estamos formando la segunda casa de ópera que existe en el país, en Chile, y ser parte de eso… ser parte de ese crecimiento, de ese empuje por construir una identidad cultural, es algo que puede emocionar a cualquiera y proyectarnos, ser parte de eso.
La culminación de nueve años de trabajo culmina o empieza ahora con la llegada de nuestros trabajos a Suecia y a Barcelona, donde hay gente que quería conocer nuestros trabajos y hacer eco. No estábamos equivocados al tratar de encontrar en nuestra historia, en nuestra identidad esas tragedias que podían hacer eco en otros lugares.
A esta altura creo que mi trabajo como compositor está empezando y encontrarme con personas, con compositores, con público que quiere escuchar mis historias, mis trabajos en el extranjero, en Europa particularmente, creo que puede llegar a producir una mezcla, un choque, una fusión, creo que puede producir algo interesante, algo nuevo, creo que puede producir algo que acá yo no he visto, algo que me conmueva también y que en mi trabajo como compositor proyecte algo, desarrolle.
No estoy cansado porque este es el momento, es el comienzo de todo…Partí sin saber nada y ahora que recién tengo algo estoy confiado en que puedo seguir avanzando y aprender más y explicarles a otros que podemos contarnos a nosotros mismos cómo somos.
Claudia Leiva Cáceres, periodista.
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